domingo, 13 de junio de 2010

no sé como llamarlo


De todos los viajes, sueños y deseos que me hacen vibrar con solo pensarlos, estoy segura que volver a ser niña sería lo que más me llenaría.
Cuando iba a una plaza no estaba pendiente del banco con más sombra... Ir a una plaza era correr hasta cansancio, que mi boca jadeara como un perro y regresar con las uñas negras y algún raspón en la rodilla mientras bajaba de un árbol.
Ir a una plaza era recoger frutas caídas, "palitos, cachitos" y todo lo que luego pudiera coleccionar.
Recuerdo que me encantaba llevar un pote de compota vacío y ponerme a cazar saltamontes. Siempre los regresaba antes de irme. Sentía que no podía separarlos de su casa.
Buscar un hormiguero y llenarlo de comida era fácil. Las pobres trabajan tanto que alguien tiene que ayudarlas un poquito.
Me las vi rudas cuando entre varios tumbamos un panal de abejas. Ese día sentí mucho miedo, pensé que podía morir como el niño de la película de mi primer beso, en verdad lo pensé.
Si mi mamá me llevaba a hacer diligencias, el metro era la vía más divertida del mundooo jajaja cosa que ahorita jamás afirmaría.
Si nos mojábamos era genial, porque si me daba gripe sabía que faltaría a clases y ella estaría ahí conmigo leyéndome, cuidéndome.
Todas las tardes eran espacios para soñar y vivir nuevas aventuras.
Vivía para mi... vivía sin darme cuenta que vivía pero como lo disfrutaba... No sentía envidia, ni rencor, dolor, ni soberbia... podía olvidar todo en un segundo con tal me pidieran disculpa.
Sentía que el Mundo era un lugar enorme por descubrir. Que no me alcanzaría toda una vida para leer todo lo que quería leer, reír todo lo que necesito reír... Ahora, el mundo es tan pequeño, tan pequeño, que ya no sé donde esconderme para volver a sentirme, viva, digo, niña.

No hay comentarios:

Publicar un comentario