Conocí a alguien, se acaba de graduar como muchos de nosotros.
Le pregunté que cuáles eran sus planes,
nombré varias cosas, inicié con, trabajar, estudiar...
Subitamente me interrumpió... ¡no, no, no, yo lo quiero es hacer plata!
En ese momento opté por reirme y no insistí más.
Al llegar a mi casa me puse a pensar seriamente en sus palabras y hoy me atrevo a decir que, prefiero vivir cada día de mi vida tratando de ser feliz, fiel y amar con intensidad cada segundo, que dedicar mi existencia a idolotrar algo material.
Eso que en el fondo puede llenarme de codicia y separarme del amor.
Prefiero vivir desapegada, y así, el día en que llegue será bienvenido y sino, nunca lo voy a extrañar, porque cómo extrañar algo que no conoces...
Aprender a perdonar y a ser humilde son cosas eternas que no tienen precio pero tienen el mayor valor.
Para ti, hoy mientras estás consumiendote por tu ídolo, desde mi ventana te envío mis palabras y mis caricias para tratar de apagar tu sed y codicia.
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